Noticias de las Fraternidades 41

Diario de Alain
(Nyons, Francia)
 

Ya regresé de  nuestra ermita de Montmorin donde acabo de pasar ocho días. Desde que estoy jubilado, trato de pasar ocho días cada tres meses, y cada vez regreso muy feliz. Ayer por la noche, durante Completas, leí este pasaje del Deuteronomio: “Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el Único. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” Estas palabras, retomadas por Jesús con su complemento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, son para mí luz y vida.

El tiempo que consagro a Dios es más importante que el tiempo que doy a mi prójimo más pobre. Pero eso no siempre se manifiesta exteriormente.

Mis actividades se resumen en tres puntos: Los que no tienen domicilio fijo y marginados, los discapacitados síquicos y las víctimas de todas las violaciones a los Derechos humanos en el marco de Amnistía Internacional.

Reanudé el contacto con mis tres vecinos de mesa en el comedor de la residencia: dos agnósticos de corazón recto y un judío creyente. En un clima de amistad me sentí impulsado a compartir sobre ese tiempo de soledad.

 Siento que nosotros hermanitos, en el espíritu de Nazaret, tenemos nuestro lugar diferente de aquellos que tienen responsabilidades de pastores en la Iglesia. En su primera encíclica “Dios es Amor”, Benedicto XVI orienta a los fieles hacia el testimonio del amor que ya se vive en las relaciones de amistad: “El cristiano sabe cuándo ha llegado el tiempo de hablar de Dios y cuando es justo callarse y no dejar hablar más que al amor. Sabe que Dios es Amor". No sólo están las homilías para anunciar la Buena Noticia del Evangelio.

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El 18 de diciembre, era la fiesta de Navidad en el Punto Acogida de Día: algunos invitados especiales pero sobretodo unos veinte que acuden habitualmente, algunos con sus perros, que estaban felices de encontrarse para saborear algunas golosinas. Una de las tres animadoras me esperaba para hacerme una comunicación confidencial: el capellán de la cárcel de Saint-Etienne había llamado por teléfono para decir que uno de los internos de Nyons, deseaba volver a tener contacto conmigo. Después de un intercambio de coordenadas, pude escribirle. Alegría de constatar que una presencia de amistad discreta durante años puede tocar el corazón de un condenado a la hora de la prueba. También pude tener un contacto bien simpático con el capellán y vendrá a verme aquí, ya que es originario de la región de Nyons.

El 24 por la noche, cena en el Punto de Acogida de Noche: éramos nueve personas de cuatro nacionalidades: una pareja de Armenios que no hablaban una palabra de francés, pero estaban muy atentos a los demás; un Afgano que hablaba un poco y que se apasiona en estudiar un gramática francesa adaptada a sus posibilidades, un Español de origen marroquí y cinco Franceses entre ellos Guillaume, el animador, que había preparado la cena y yo que llevé una tarta de manzana hecha por mí. Lejos de las guerras y conflictos en Siria, Mali y otras partes, éramos una pequeña muestra de una humanidad internacional que se encontraba, con motivo de la Navidad, en un ambiente de paz, de amistad y compartir, con alegría y buen humor. Nicolás, de salud frágil, supo expresar todo eso con sus palabras en las que se percibía la emoción.

Nuestra amiga armenia pudo escribir su nombre y el de su compañero. En el mismo papelito, escribió “mersi” (merci) con la traducción armenia. Algunos días más tarde, los dos me llamaron en la ciudad cuando pasaba con mi bicicleta: para que haya reciprocidad en la amistad, les di otro papelito en el que había escrito mi nombre.

El 1° de enero, Alí, el joven afgano andaba errante por la ciudad durante las horas en que cierran la Acogida de Noche. Tenía frío y no encontraba ninguna puerta abierta en ese día de fiesta. Finalmente se refugió en la iglesia a la hora de la Misa. A la salida lo llevé a mi estudio. En el comedor colectivo en el que me había inscrito, imposible aceptar un invitado en el último minuto. Felizmente el cocinero, comprensivo, aceptó que me llevara a mi estudio mi comida en una bandeja: más que suficiente para dos personas completándolo con lo que tenía en el refrigerador.

Pasamos más de dos horas juntos. Está en Francia desde agosto 2010 y tiene que renovar su documento de petición de asilo cada tres meses. Con pocos recursos no estaba vestido decentemente. Menos mal que yo tenía una reserva en mi armario, además de lo necesario. Se empeñó en lavar los platos. Se me concedió la alegría de poder compartir con sencillez con un extranjero.

También tuve un buen contacto con mis amigos discapacitados síquicos del OASIS, asociación que se encuentra todos los martes por la tarde en un local que pertenece a la municipalidad. El sábado 29 por la tarde éramos trece personas. Patricia había salido del hospital tres días antes, muy feliz de estar con nosotros a pesar de sus límites. Patrick se encargó de la cocina, en relación con un restaurador amigo que le proporcionó platos económicos. Algunos días antes, nos habíamos encontrado para decorar la sala. A pesar de que no hay animadora asalariada, un grupito, unido por lazos de amistad recíproca, sigue viviendo esperando días mejores.