Noticias de las Fraternidades 41

Diario de Yves
(Fraternidad de Spello, Italia)
 

Para nosotros, vivir en Spello hoy, quiere decir vivir entre continuidad y ruptura.

Siempre es la misma historia que continúa, incluso si los actores han cambiado ya sea por parte de la fraternidad… como por parte de los amigos de los cuales algunos ya se fueron.

La inserción parece la misma, porque siempre hay tantos olivos en ese paisaje magnífico y pacificador. Sin embargo también hay cambios tanto en el pueblo como en el valle de Chiona. Ciertamente son las mismas familias, pero los amigos del principio envejecen; dentro de algunos años, creo, que ya no habrá más campesinos activos en el valle; todos serán campesinos jubilados, sin muchas actividades excepto la de los olivos que seguirá siendo un polo importante de sus actividades y que seguirán hasta el final, porque el olivo tiene toda una carga simbólica, de espera, de nobleza y de paciencia.

Empezamos a pensar en esta nueva situación, pues entonces será una cuestión para nosotros. Esos amigos campesinos todavía son, como lo fueron, parte importante del proyecto de acogida, ofreciendo la posibilidad de hacer la experiencia del trabajo de la tierra a muchos de nuestros huéspedes. Pero, ¿qué será de eso dentro de algunos años?

Los jóvenes están ligados a su tierra, pero no les permite vivir de su trabajo. La “política agrícola común” (PAC) da prioridad y atención a los ”grandes”, a los capitales y a las sociedades, olvidando a los “pequeños” que continúan una actividad familiar, respetuosa del entorno y de los consumidores. “Ni siquiera se puede matar el puerco en su casa, (tradición “sacro-santa” cargada de historia y de tradición, recompensa final de privaciones y de sacrificios), ahora, hay que pagar e ir al matadero público”, nos decía hace poco un amigo.

Sus hijos y nietos ciertamente nos conocen, pero como a menudo no tienen sus actividades en el territorio, sólo los encontramos de vez en cuando; muestran simpatía, pero no parecen especialmente atraídos como sus padres, por lo que se vive y se propone. Sus historias ya no encuentran la nuestra, y los centros de interés parecen diferentes. Por el contrario hemos conocido nuevos amigos; nuevos rostros se dejan ver en fraternidad. Una vez más, ¡continuidad y ruptura!

El terremoto de 1997 fue un viraje para todo el mundo; es increíble cómo pudo influenciar los comportamientos, las relaciones, las costumbres, etc… Provocó o reveló, no sé, un cambio, una travesía. “Con él se terminó una época y empezó otra”, nos dice mucha gente. Efectivamente, a menudo seguimos soñando con la época anterior al terremoto. ¡Ahí también, continuidad y ruptura!

En los primeros años después del terremoto, muchas ermitas fueron recuperadas por sus propietarios, sobre todo las que estaban más cerca del pueblo. ¡Ahí también, hubo ruptura y continuidad!

Continuidad y ruptura de nuevo, en cuanto al proyecto de fraternidad que sigue estando atento a la acogida, pero no exclusivamente y tampoco a tiempo completo: Si dejamos "San Girolamo"1 no era para renegar de nuestra historia, sino para encontrar un nuevo “rostro” como fraternidad hoy, responder a nuestro “proyecto común” de fraternidad, responder a lo que somos cada uno de nosotros: historia, temperamento, sensibilidad y dones. Pero era también para vivir la fraternidad en una dimensión más de vida de familia, en una casa común y corriente.

Ahora la acogida es más personalizada, tiene lugar en períodos elegidos; una acogida que corresponde a lo que cada uno de nosotros es y lleva en sí mismo; una acogida que busca diversificarse para tratar de estar más atentos a las realidades del mundo de hoy, a sus pobrezas: una semana para las personas que están en comunidad de desintoxicación de la droga o del alcohol; una semana para familias jóvenes… y tenemos otras ideas en la cabeza. La acogida no es la única realidad de nuestro “proyecto común”, es un aspecto de nuestra vida incluso si una gran parte de nuestra vida gira alrededor de esa palabra, porque eso nos pide tiempo, preparación juntos y hay que administrar y estar atentos a las ermitas que todavía tenemos. Hemos querido poner todo el acento en el “vivir juntos” sin pretensiones pues cada uno es muy consciente de sus propios límites y de los límites de los demás.

Si se han marcado tiempos, períodos para la acogida, si se ha buscado diversificar “la oferta”, es para tratar de equilibrar mejor nuestra vida personal y de fraternidad y también para dar tiempo a las relaciones de vecindad, a la inserción.

Una última noticia. Después de haber reflexionado bien y sopesado la cosa, decidimos hacer habitable durante todo el año “la ermita de Santa Clara” y ampliarla, ya que ha sido dada a nuestra asociación. Estamos solamente en la fase de permisos y autorizaciones, pero esperamos que los trabajos puedan empezar pronto.

________________________________________

1.- San Girolamo es un antiguo pequeño convento franciscano donde la fraternidad se ubicó hasta el terremoto.